La identidad visual corporativa hace referencia al conjunto de símbolos y otros elementos capaces de definir a una marca. Es decir, aquellos que la hacen única y que permiten su identificación. Pero además de ser la imagen en sí misma, también tiene la capacidad de transmitir los valores que dicha marca tenga. ¿Cómo se logra crear esta imagen hoy en día?
La identidad visual corporativa y el logotipo de marca
Antes de entrar en las herramientas de las que se dispone para la construcción de una identidad visual corporativa, hay que saber diferenciar entre esta y su logotipo, ya que con frecuencia se tiende a pensar que son los mismo.
La identidad visual corporativa son todos aquellos atributos y valores que forman parte de una marca, y que con el tiempo van forjando la imagen de esta. Mientras que el logotipo se refiere a las letras, imágenes y símbolos que permiten la identificación y el reconocimiento de una empresa, marca o institución, la identidad va más allá e incluye sus actuaciones, decisiones o la postura que toma ante determinadas situaciones. Es decir, se extiende al ámbito cultural y organizacional de la compañía, en este caso de nuestra correduría de seguros.
Además de a la percepción de posibles colaboradores, afecta también a la de los propios clientes. Cuando un consumidor elige una marca y permanece fiel a ella en el tiempo, no lo hace únicamente por la calidad que puedan tener sus productos y/o servicios, sino porque se identifica con los valores que transmite. Y es ese vínculo el que permite, incluso, que se conviertan en embajadores de una marca.
Por qué es importante contar con una identidad visual corporativa
Todas las acciones que lleva a cabo una empresa comunican un mensaje a su audiencia. Cualquier tipo de empresa, la mediación tambien está incluída. Tanto si se trata del logotipo, las tarjetas corporativas o su página web, cada uno de sus elementos se convierten en una herramienta de marketing. Desde los colores y las imágenes elegidas hasta el propio diseño en sí mismo. A través de todos ellos, se transmite y se comunica la esencia de una marca y qué se puede esperar de ella.
Sobra decir que este mensaje y valores que se transmiten deben ir en concordancia con sus acciones. Ya que, de lo contrario, perdería la confianza del público. Sería el caso de aquellas empresas que apuestan por la protección medioambiental, pero que en la práctica participan en su destrucción. Como suele decirse, construir una reputación puede llevar 20 años, pero tan solo hacen falta cinco minutos para destrozarla.
En sectores como el de los seguros, la contratación de sus productos y servicios no son compras puntuales, sino que establecen una relación comercial que dura, por normal general, un año. Se trata, por tanto, de una base fija de clientes que representan una gran parte de sus ingresos. De ahí que haya que cuidar dicha relación y mantener la coherencia entre lo que se dice y lo que finalmente se hace.
Los aspectos subjetivos de una identidad corporativa
A la hora de crear la identidad visual corporativa, hay que tener presentes aquellos elementos subjetivos. Aunque no son tangibles, se desprenden de cada una de las prácticas diarias de la empresa en cuestión.
Estos aspectos son, en primer lugar, la coherencia, que es el ejemplo que mencionábamos anteriormente. Cuando una empresa se contradice entre su discurso y sus acciones. En segundo lugar, la diferenciación en sus actuaciones, y que es una herramienta eficaz para captar la atención del público.
También, la relevancia entre el concepto de marca que se crea y lo que su audiencia espera de ella. Por eso, es importante conocer quién es exactamente el público objetivo al que nos dirigimos como empresas. Por último, la reputación, sobre la que no se puede influir directamente, sino que se va construyendo gradualmente sobre los tres pilares anteriores.
Cómo construir una identidad visual corporativa
Ahora que ya sabemos en qué consiste la identidad visual corporativa y los diferentes aspectos que se deben tener en cuenta, vamos a pasar a conocer cómo puede crearse. Esta suele recogerse en un manual, que servirá de referencia a la hora de tomar cualquier decisión.
Define tus valores
Aunque la identidad visual corporativa se refiere a aquellos elementos que se perciben, sabemos ya que estos deben ir acordes con los valores de una empresa. De este modo, hay que definir en primer lugar a qué se dedica una empresa, cuáles son sus objetivos y cómo lo va a conseguir. Es decir, establecer la misión, la visión y los valores que se tengan. Estos tres servirán de referencia para todas las personas que forman parte de ella.
La misión es la razón de ser que justifica la existencia de un negocio. La visión es la que se encarga de establecer cuáles son las metas a alcanzar, y en función de estas se desarrollarán las acciones a llevar a cabo. En tercer lugar, los valores, que elabora el código de conducta, las pautas de comportamiento y los principios éticos a seguir.
Desarrolla la imagen corporativa
La imagen corporativa equivale a la propia imagen como marca, que es percibida a través de nuestro logotipo, nuestra web e incluso la decoración de los espacios físicos. ¿Qué aspectos debemos incluir aquí?:
– El nombre comercial o el del dominio que se utilice, y que, por lo general, es el mismo nombre de la marca.
– El logotipo. El logo es la máxima representación de una empresa, ya que, aunque quizás no se recuerde a qué se dedica exactamente, permite identificar su nombre dentro de un grupo. A la hora de elegir un diseño, hay que pensar que hoy en día debe poder utilizarse tanto en los canales offline como online, así como en diversas plataformas. Con el paso del tiempo, multitud de empresas modifican la tipografía utilizada, las tonalidades e incluso el color.
Es de sobra conocido el ejemplo de McDonald’s, que hace años cambió su llamativo color rojo por el verde oscuro, en un intento de relacionar su imagen con los colores de la naturaleza y la ecología, de ahí que ampliara también su oferta de productos. Dentro del mundo de los seguros, Car Mobility System (CMS) ha modificado su imagen y su página web, y ha utilizado un diseño más dinámico y colores que transmiten seguridad y estabilidad. También Pelayo Mutua de Seguros ha hecho una nueva propuesta de logotipo este año, en el que utiliza tonalidades similares a las elegidas por CMS. Y desde MPM Software hemos modificado nuestra web corporativa, para incorporar un mayor dinamismo acorde con los tiempos modernos.
– Tu eslogan. El uso de eslóganes ha perdido popularidad con el paso de los años, pero sigue siendo una forma eficaz de resumir la filosofía de una empresa.
Establece tu lenguaje
Además de elegir los canales de comunicación que se utilizarán, se debe definir el lenguaje que se utilizará en estos. Ya que como mencionábamos al principio, debe haber coherencia, además de uniformidad y consistencia. Pero además de en la comunicación empresarial, también las relaciones con los colaboradores y clientes debe ir en la misma línea, e ir adaptado al tipo de público al que se dirige.
Cuida tu reputación online
La facilidad para destruir la reputación de una marca en la actualidad se debe fundamentalmente a la viralidad de los mensajes. La página web es el escaparate de una marca y no puede faltar para construir una identidad visual corporativa. Además de esta, las redes sociales contribuyen a la humanización de una marca y permite tratar directamente con los clientes actuales y potenciales. Y tercero, las opiniones de los usuarios pueden ser determinantes para las decisiones de compra de quienes les leen. Por ello, vigila qué se dice de ti y utiliza los comentarios para introducir mejoras en tus actuaciones.
Puesto que la identidad visual corporativa de una empresa define su propia personalidad, no puede tomarse a la ligera. Y es necesario, por lo tanto, contar con profesionales de marketing que sean capaces de actuar como nexo entre lo que una compañía desea transmitir y lo que se percibe con su imagen corporativa.
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