Internet es un recurso del que ya no es posible prescindir en nuestras vidas. Pero a pesar de todos sus beneficios, también supone renunciar a la privacidad y la seguridad de nuestra información personal. La llamada huella digital es el rastro que dejamos de nuestra actividad y cuyo conocimiento resulta beneficios para las empresas. ¿Qué es la huella digital? ¿Qué debemos saber sobre ella?
Qué es la huella digital
En primer lugar, vamos a dejar claro qué es la huella digital exactamente. Cuando utilizamos Internet para conectarnos a las redes sociales o navegar por los buscadores es como si lleváramos unos zapatos con la suela manchada en pintura. Al andar, iríamos dejando un rastro por todos los lugares en los que hemos estado, si hemos permanecido allí más o menos tiempo, a los que solemos volver porque nos agradan más, etc.
Ese suelo por el que nos movemos es Internet y la marca de nuestros pasos es la huella digital que dejamos de forma inevitable. Estos registros tienen sus beneficios para el usuario, pero son mayores para algunas empresas que, al conocer las preferencias o intereses del consumidor, pueden vender mejor sus productos. Además, también resultan útiles a terceros para obtener ingresos económicos.
Cómo se recopila esta información
Todas aquellas acciones que llevamos a cabo en la red quedan registradas, como la navegación o nuestra manera de interactuar. Este comportamiento online que queda registrado y recopilado incluye información como las publicaciones, las búsquedas, los dispositivos utilizados, el navegador y el sistema operativo y la geolocalización, entre otros.
Pero esto no es todo, los comentarios que se hacen en las redes sociales, las aplicaciones que se utilizan, las compras o los registros del correo electrónico también pasan a formar parte de un historial que puede almacenarse y ser visto por otras personas.
Todos estos datos suelen utilizarse con fines estadísticos, que permiten la creación de un perfil de consumidor determinado relevante para las empresas. Al mismo tiempo, el uso de una web deja en nuestro ordenador otro rastro o cadena de dígitos. Estas son las “cookies”, un concepto muy popular en estos días con la actualización del Reglamento General de Protección de Datos.
¿Y qué sucede con ellas? Que la información que pueden llegar a recopilar ya no queda en un mero uso estadístico, sino que la huella digital crea un perfil completo con algunos de los datos que hemos mencionado anteriormente, como el sexo, la salud, las compras realizadas e incluso la estabilidad financiera.
Al tratarse de información personal, los usuarios han demandado un mayor control sobre estos por motivos de seguridad y de privacidad. Y este es el motivo por el que en la actualidad cualquier empresa está obligada a dar la opción de elegir la configuración al usuario.
Toda esta recolección de datos es lo que conocemos como Big Data. Y dada su utilidad, muchas empresas optan por contratar personal especializado en el análisis de esta huella digital. De este modo, es posible general un perfil específico que permitirá un acercamiento al usuario más eficaz.
Los riesgos de la huella digital
Las políticas de privacidad que tanto las páginas web como las redes sociales nos permiten configurar hacen que creamos que tenemos un total control de lo que compartimos o cómo actuamos; esto, es nuestra huella digital.
Sin embargo, en Internet la realidad es bien distinta. Todo está completamente interconectado y la información que se almacena, así como la que se publica o se comparte queda registrada. Aunque las borremos, el proveedor de los servicios sigue teniendo acceso a ella. Además, los smartphones son en la actualidad uno de los mayores proveedores de información personal. Dado que todo queda registrado, es conveniente ser conscientes de todo lo que se publica o comparte.
Pero ¿qué amenazas puede suponer para los usuarios el almacenamiento de la huella digital? Los hackers valoran muy positivamente estas identidades de millones de personas, ya que les permiten realizar diversas acciones como las siguientes:
– Suplantación de identidad o phishing. Consiste en utilizar las fotografías para la creación de perfiles falsos carentes de autorización. Es algo cada vez más frecuente en las redes sociales, a través de las cuales se obtiene una cantidad de información a la que resulta difícil acceder desde otros medios.
– Ataques a los servidores. Mientras que la suplantación de identidad es más frecuente a nivel de usuario, los ataques a los servidores se producen en las empresas, ya que estas pueden contar con la huella digital de millones de usuarios. Dentro de la ciberseguridad, el robo de esta información no solo puede suponer una responsabilidad civil o penal, sino que también daña la imagen de la empresa.
– Fugas de datos. Este ciberataque tiene como objetivo dañar la reputación de una empresa, al extraer información que puede ser de carácter sensible o incluso confidencial.
¿Es posible borrar nuestra huella digital?
Como simples usuarios, resulta complejo lograr borrar nuestra huella digital al completo. No se trata únicamente de borrar aquello que figura en las redes, sino los registros que quedan de todas nuestras acciones.
Entonces, ¿hay algo que podamos hacer al respecto? Lo cierto es que sí. En el mercado podemos encontrar herramientas, así como profesionales que se dedican a borrar todos los registros almacenados, aunque suelen estar relacionados con los seguros y las personas que han fallecido.
Otras soluciones son el bloqueo de la huella digital mientras navegamos y a continuación te dejamos algunas formas de hacerlo:
– Los sistemas operativos más recientes de marcas como Apple ofrecen mecanismos de protección en su navegador, que logran compartir el mínimo de información del usuario.
– Para quienes utilicen Windows o Android, el navegador Firefox también cuenta con una opción para el bloqueo de la huella digital, aunque es necesario activarlo.
– Instalar extensiones. Navegadores como Chrome permiten la instalación de extensiones que ofrecen protección de la huella digital. En contrapartida, dificultan el funcionamiento de la compra online.
– Bloquear rastreadores de las aplicaciones. Por último, la huella digital en los dispositivos móviles resulta más compleja, ya que las aplicaciones que se instalan y que son gratuitas utilizan diversos rastreadores. Es lo que se conoce como fingerprinting, que permite seguir rastreando incluso cuando los usuarios han eliminado contenidos del dispositivo. Estos dispositivos nos ayudan a limitar la información que se recoge.
Si tenemos en cuenta que Internet se basa en compartir información, no debería sorprender el hecho de que la de carácter personal también entre en juego. La búsqueda del control de la huella digital apenas acaba de comenzar, pero con la seguridad como principal preocupación por parte de los usuarios, no cabe duda de que las medidas de protección irán en aumento.