Empecé en MPM en prácticas y al terminarlas ya me quedé en plantilla. El haber empezado en prácticas hizo que conociese al equipo, por lo que mi integración fue súper rápida. Poder compaginar estudios con trabajo y tener la oficina al lado de casa es un lujo.
Además, al salir, me queda tiempo para ir al gimnasio y competir con mi compañero Nacho, de mi mismo departamento, en el arte del Jujitsu (hago lo que puedo…). Por cierto, la empresa nos subvenciona el gimnasio.